BREVE DICCIONARIO DE LA POESIA EXPERIMENTAL LATINOAMERICANA
por Clemente Padin


La Nueva Poesía II

La segunda ruptura poética-experimental se dió en América Latina a mediados de la década de los 60s. En aquellos años se asistía a la influencia de varias tendencias experimentales: desde el letrismo francés, vía el cubano Robert Altmann y la revista "Signos" e "Islas" de Santa Clara de Cuba editada por Samuel Feijóo a la poesía visual, sobre todo difundida desde México por el poeta alemán, nacionalizado mexicano, Mathías Goeritz en el campo abonado por el grupo Madí del Río de la Plata y toda la tradición constructivista latinoamericana; desde el concretismo brasileño, con sus tres tendencias, estructural, metafísica y espacional a la poesía visiva italiana; desde el espacialismo de Pierre Garnier a la poesía fónica de raíz letrista que había cobrado nuevos bríos a raíz de la aparición, en el mercado, de los magnetófonos, etc. Asimismo se asistía a la revisión de los mecanismos de creación, difusión y recepción de la obra de arte, incluyendo a la poesía, fruto de la acción de los situacionistas y otras tendencias revulsivas que habrían de eclosionar en el Mayo francés: la "Poesía Dos Puntos", la "Poesía Pública", etc.

En este caldo de cultivo van apareciendo, en toda América Latina, los llamados movimientos de la "Nueva Poesía" que se difunden a través de revistas, publicaciones y, sobre todo, de exposiciones. Así, en Chile, "Ediciones Mimbre" animada por Guillermo Deisler; en el Brasil, luego de la temprana acción del grupo concretista paulista Noigrandes y su revista "Invençao", aparecen las revistas del Poema/Proceso, "Virgula", "Ponto", "Processo" y otras; en Venezuela, "La Pata de Palo" de Dámaso Ogaz y "El Techo de la Ballena"; en Cuba, las ya mencionadas "Signos" e "Islas"; en el Uruguay, "Los Huevos del Plata" y "OVUM 10" y, en la Argentina, junto a "Diagonal Cero" hay que citar a "WC" y "Hexágono 70", todas dirigidas por Edgardo Antonio Vigo.

En primera instancia, Vigo reelabora los textos en configuraciones estructuradas visualmente, valiéndose tanto de letras como de números. Más tarde, el concepto de participación rige gran parte de su obra, proponiendo objetos y situaciones en los cuales la participación activa y creadora del espectador es vital para la concreción de la obra. Ya en "Poemas Matemáticos Barrocos" (Ed. Contexte, Paris, 1967) se perfila ese rasgo que sería constante en su obra y, que más tarde, habría de formalizarse en su texto teórico magno "De la Poesía Proceso a la Poesía para y/o a Realizar" (Ed. Diagonal Cero, La Plata, 1970) en donde, luego de analizar los cambios operados en los últimos años en la poesía, propone "la activación mas profunda del individuo: la realización por él del poema", es decir, traslada en centro de la actividad artística al fruidor — ahora creador — reservando el nombre de proyector al artista.

Al mismo grupo pertenecen Luis Pazos, visualizador de ruidos y onomatopeyas, formas a las que llamará "realismo poético"; Carlos Raúl Ginzburg que se vale de la materia lingüística elaborada visualmente de acuerdo a los principios racionalistas de la lógica simbólica que altera y vuelve a reconstruir; Jorge de Luxán Gutiérrez que propone la expresión Actualidad en sustitución de poesía y se vale de la imagen gráfica como elemento expresivo primario. Al margen de este grupo, hay que mencionar a los poetas Mirtha Dermisache, de orientación letrista, y a Ana María Pelli, autora de poemas fónicos. También a Luis Catriel, Alberto Pellegrini, Juan Carlos Romero, Marie Orensanz, Luis Bertetche, León Ferrari, Héctor Puppo y otros, más cerca del conceptualismo que de la poesía visual.
 

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