PRIMAVERA

Buenos Aires tal vez sea el sueño de algún mago.
Pero ciudad inevitable y mía
que al guiñarle un cachito de sonrisa,
 dispone repintar la primavera.

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El setiembre fecundo de luz y veintiuno          
es un vaso repleto de vino gusto a ganas.
Lucen dos colegialas de pelo a contraviento,
el color de tus ojos y tu blusa floreada.
Un motín de sonrisas ha sublevado el aire.
Y en este mediodía de soles derramados
vaga un dios, de festejo entre nosotros

                                                     Eduardo Pérsico

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